Imagen-2

Derrumbe de la muralla del castro de Castilfrío, reutilizando para la construcción de un muro ganadero. Los castros serranos se edifican aprovechando las curvas de nivel, adaptándose al terreno, por lo que muchos de ellos tienen plantas de forma ovalada. El castro de Taniñe es el único que tiene planta cuadrangular.

Los castros del norte de Soria poseen muralla, muchas de las cuales están rodeadas por piedras hincadas y foso. Algunas fortificaciones presentaban una o más torres.

No todos los asentamientos de la Edad del Hierro en la Idoubeda (el Sistema Ibérico) eran castros.

Los pelendones vivían en pequeñas aldeas amuralladas situadas en emplazamientos elevados y de fácil defensa, cuyos restos en esta zona se conocen como <<castillejos>>, <<castillos>> o <<castellares>>.

En los años veinte del siglo pasado, el arqueólogo Blas Taracena estudia los castros del norte soriano y determina sus características específicas: todos ellos datan entre 700 y 400 años antes de Cristo (principios de la Edad del Hierro), se localizan en promontorios que controlaban el territorio, tienen buenas estructuras defensivas y los materiales arqueológicos que proporcionan estos yacimientos tienen las mismas tipologías.

Eran restos de lo que él denominó <<la cultura de los castros>>.

Espiral

Construcción de una Muralla

Construcción de una muralla
Los pelendones emplazaban sus castros sobre afloramientos rocosos de los que obtenían abundante piedra, su principal material de construcción. La trinchera que generaba la extracción asumía posteriormente el papel de foso.

Despejaban la zona de vegetación, tanto la superficie que ocupaba el castro como una ancha franja perimetral en torno al mismo, detectando así cualquier incursión enemiga. Estas talas que realizaban con hachas de bronce les proporcionaban la madera suficiente para las empalizadas y otros elementos estructurales. En la excavación pudieron utilizar palas y azadas de madera y hueso. Fracturaban las rocas con mazas de piedra, cuñas y cambios térmicos bruscos mediante hogueras y agua fría.

La muralla tenía dos muros de grandes piedras colocadas <<en seco>> con su cara más lisa hacia el exterior. El interior se rellenaba con piedra menuda y tierra. El transporte de material corría a cargo de animales de tiro y personas, con cestos y cuerdas de esparto y lino.

Los trabajos de construcción y mantenimiento aumentaban la cohesión entre
las gentes del poblado. Esta forma de trabajo comunitario ha perdurado hasta nuestros días: <<ir a zofra>> o <<a vereda>>.